27 de marzo de 2011

LA CARTA DEL ABAD

Querida Rosa Mª,

Gracias por la conversación telefónica de días pasados. Es siempre muy gratificante hablar con personas amigas, que manifiestan una profunda sensibilidad humana. Hoy todos tenemos déficit de esta sensibilidad, y siempre es importante y necesario aprovechar la oportunidad de enriquecernos más y mejor en nuestra sensibilidad. Además se aprenden cosas nuevas, por ejemplo que lo que conocemos más vulgarmente como "medico de familia", técnicamente se conoce como "médico biológico-psicológico-social". Muy sugerente.

Una especialidad que considero muy importante para el ritmo de nuestra vida moderna troceada en muchas especialidades, que si por un lado favorecen un avance técnico a la hora de afrontar problemas humanos, también al reducir horizontes en la consideración de la persona humana, puede comportar otros problemas.

Tu servicio médico es muy atractivo. Estoy seguro que tú eres una médica y una mujer en camino permanente de un enriquecimiento humano, y convencido de que será motivo de mucha satisfacción y seguridad para muchos de tus pacientes. Tú misma ya me comentabas que la satisfacción es cada día mayor en este servicio. Experimentar como el paciente confía mucho en ti; la seguridad que da un contacto más humano… El servicio de una medicina global, que contempla al paciente como una persona, hace posible toda esa experiencia tan gratificante que me comentabas.

Yo creo que este servicio tuyo como "médico de familia" es todo un punto de referencia para nuestra vida de hoy, tan marcada por el ritmo frenético, las prisas, la irreflexión. Necesitamos un ritmo de vida más pausado, ritmos de vida que nos permitan vivir más conscientemente la existencia, que nos hagan posibles más caminos abiertos a la paz interior.

Las aguas de nuestra sociedad están contaminadas, y no llegan a saciarnos. Me trae esto a la memoria las palabras que Jesús comenta a la samaritana (Jn 4): «el que bebe del agua de este pozo vuelve a tener sed: el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna».

El agua de nuestro pozo está demasiado sucia de soledad; una soledad de abandono, de rechazo, como me comentabas también. Hay otras muchas suciedades que están poniendo nuestros ambientes en un clima irrespirable. Yo diría, Rosa, que Jesús viene a ser un buen "médico de familia", o todavía mejor un "médico de humanidad", que nos pone en un camino de salud, de sanación. Él mismo nos dice: «como yo he obrado, así también vosotros». ¿Qué hizo Él? Pasar haciendo el bien, escuchar, hablar al corazón, enseñar que Dios es humano, profundamente humano.

Este es el sueño de Dios: que nadie este solo en la vida, y que toda casa viva la fiesta del corazón. Vivimos la fiesta del corazón cuando en la atención amorosa a la vida del otro, entramos en su misterio y le permitimos entrar en el nuestro, en un diálogo sencillo de vida.

Rosa, yo creo que con esta pasión con que vives tu servicio de "médico de familia", estás haciendo un mundo mejor, más sano. Tu, me dices con tu vida, que son ciertas, que se pueden vivir, no solo en tu servicio médico sino como persona humana, aquellas bellas palabras de Kierkeegaard: «Tú eres para mí un viva melodía yo soy para ti un "cantus firmus"».

Gracias por el ritmo de tu canción que me ayuda a percibir bellas melodías en el entorno de mi vida. Un abrazo,

+ P. Abad