13 de marzo de 2011

LA CARTA DEL ABAD

Querida Ma Luisa,

Hemos empezado un nuevo mes, Marzo, que nos traerá la primavera, un nuevo despertar de la vida, que nos volverá a hacer conscientes de la bondad del Creador, que nunca falta a la cita, para ofrecernos nuevos espectáculos de belleza. Yo, en estas vísperas de primavera, miro el cielo lleno de estrellas y bajo una de ellas hasta el blanco papel. La estrella de la bondad. De tu bondad; la bondad de tantos hombres y mujeres de este mundo sumido también en muchos sufrimientos. Es verdad que «solo Dios es bueno», lo dice el mismo Jesús. Pero también es verdad que Jesús es el camino mediante el cual Dios se introduce en el corazón de la humanidad. En tu corazón. En el corazón de tantos hombres y mujeres de este mundo. Por eso tu corazón sufre y llora ante la infidelidad de unos consagrados a Dios. Por eso el corazón de muchos hombres y mujeres de este mundo sufren y lloran ante la dureza, la inhumanidad que envuelve la vida de tantos semejantes. En ti, en muchos seres humanos más, es Dios mismo que sufre y llora, como lloró Jesús ante la ciudad de Jerusalén, viendo el futuro desgraciado de aquella ciudad, de aquel pueblo, a causa de la dureza del corazón.

«Solo Dios es bueno.» Él es la bondad. Es la bondad que necesita mi corazón, el tuyo, el de tantos hombres y mujeres, que nos acompañan en el camino de la vida. Por ello hemos de abrirnos a la belleza de la vida, al dolor de la vida, a la alegría de la vida, a la ternura, a todo rumor de vida nueva… que nos acerca el aroma suave de la bondad de Dios, que nos ensancha el corazón.

Ahora viene un tiempo propicio para esta escucha de Dios; ahora viene una víspera larga, grande, de una inmensa fiesta; ahora viene el día para preparar el Día. Ahora viene la Cuaresma para preparar la Pascua. Es un tiempo propicio para la escucha de Dios. Es un tiempo propicio para bajar la Palabra hasta el cielo del corazón y allí estalle en una fiesta de mil colores, que arrastre hasta nuestra tierra, la tuya, la mía, la de tantos hombres y mujeres, muchas estrellas de bondad.

Ahora viene un tiempo propicio para ejercitarnos en la bondad. Para ejercitarnos en Dios. «Solo Dios es bueno.» Y ejercitarnos en la bondad es ejercitarnos en humanidad.

Una vida humana ha de tener un sentido humano, muy humano hay que decir hoy, o de lo contrario se nos volverá moralmente corrompida. Profunda y progresivamente humana hasta encontrarnos con la bondad de Dios, esa lámpara que alumbra las entrañas de tu corazón.

Mª Luisa, pon esa luz sobre tu candelero, que tu luz alumbre la bondad de Dios para los hombres y mujeres de hoy. Un abrazo,

+ P. Abad