5 de diciembre de 2010

TEXTOS PARA EL ADVIENTO

San Ambrosio, obispo (s. IV), Comentario al evangelio de san Lucas

«Dios puede dar hijos a Abraham de estas piedras». Dios, en efecto, tiene el poder de transformar una naturaleza en otra; pero, en este caso, es más útil para mí el misterio que el milagro. Quiero decir que esas palabras se refieren a Cristo, y no puedo reconocer aquí otra cosa que lo que se refiere a la edificación de la Iglesia. Estas piedras, en efecto, son las piedras vivas que se elevan para construir la casa de Dios, el templo santo, gracias a la conversión de nuestros corazones. Sí, Dios quería "tocar" con su amor la dureza de nuestros corazones, transformar aquellas piedras que eran piedras de escándalo, en adoradores fieles. «Dios puede dar hijos a Abraham incluso a partir de estas piedras». ¿No eran piedras aquellos paganos que servían a los ídolos de piedra? Tal como dice el salmo: «Serán con ellos los que los fabrican».

Eusebio de Cesarea, obispo (s. III-IV), Comentario al libro de Isaías

Una voz grita en el desierto: «Preparad un camino al Señor, allanad una calzada para nuestro Dios». El profeta declara abiertamente que su vaticinio no ha de realizarse en Jerusalén, sino en el desierto; a saber que se manifestará la gloria del Señor, y la salvación de Dios llegará al conocimiento de todos los hombres.

Todo esto se decía porque Dios había de presentarse en el desierto, impracticable e inaccesible desde siempre. Se trataba, en efecto, de todas las gentes privadas del conocimiento de Dios, con las que no pudieron entrar en contacto los justos de Dios y los profetas.

Por este motivo, aquella voz manda preparar un camino para la Palabra de Dios, así como allanar sus obstáculos y asperezas, para que cuando venga nuestro Dios pueda caminar sin dificultad. «Preparad un camino al Señor»: se trata de la predicación evangélica y de la nueva consolación, con el deseo de que la salvación de Dios llegue al conocimiento de todos los hombres.