26 de diciembre de 2010

LA VOZ DE LOS PADRES

TEXTOS PARA LA NAVIDAD / Sagrada Familia

Alocución de Pablo VI en Nazaret (5 de enero de 1964)

«Nazaret es la escuela donde empieza a entenderse la vida de Jesús, es la escuela donde se inicia el conocimiento de su Evangelio. Aquí aprendemos a observar, a escuchar, a meditar, a penetrar en el sentido profundo y misterioso de esta sencilla, humilde y encantadora manifestación del Hijo de Dios entre los hombres. Aquí se aprende, incluso, quizás de una manera casi insensible, a imitar esta vida.

»Aquí se nos revela el método que nos hará descubrir quien es Cristo. Aquí comprendemos la importancia que tiene el ambiente que rodeo su vida durante su estancia entre nosotros, y lo necesario que es el conocimiento de los lugares, de los tiempos, las costumbres, el lenguaje, las prácticas religiosas, en una palabra, de todo aquello de lo que Jesús se sirvió para revelarse al mundo. Aquí todo habla, todo tiene un sentido.

»Aquí, en esta escuela, comprendemos la necesidad de una disciplina espiritual si queremos seguir las enseñanzas del evangelio y ser discípulos de Cristo.

»Aquí recogemos algunas enseñanzas de la lección de Nazaret. Su primera lección es el silencio, luego una lección de vida familiar, y finalmente aprendemos la lección del trabajo».

De una homilia del papa Benedicto XVI (Navidad, misa de medianoche, 2006)

«El signo de Dios es la simplicidad o la sencillez. El signo de Dios es el Niño. El signo de Dios es que él se hace pequeño por nosotros. Y esta es su forma de reinar. No viene con poder, con grandeza exterior. Viene como un niño –inerme, necesario de ayuda- No se impone por la fuerza. No quiere otra cosa de nosotros que el amor, mediante el cual aprendemos a entrar en sus sentimientos, en su pensamiento, en su voluntad, aprendemos a vivir con él y a practicar con él la humildad de la renuncia que forma parte de la esencia del amor.

»Dios se hace pequeño para que podamos comprender, acoger, amar. Los Padres de la Iglesia, en su traducción griega del Antiguo Testamento encontraron una palabra del profeta Isaías que Pablo también cita para indicar que los nuevos caminos de Dios ya habían sido anunciados en el Antiguo Testamento: "Dios ha abreviado su Palabra". Los Padres lo interpretaban así. El Hijo mismo es la Palabra, el Logos; la Palabra eterna se hace pequeña hasta el punto que cabe en un pesebre. Se ha hecho pequeña para que lleguemos a comprender esta Palabra. La Palabra que Dios nos comunica en la Sagrada Escritura se había volviendo larga, profunda, con el paso de los tiempos. Jesús "abrevia" la Palabra y nos ayuda a redescubrir su profunda simplicidad y unidad. Todo lo que enseñaban la Ley y los Profetas se halla expresado, resumido —dice— en la palabra: "amarás al Señor Dios con todo el corazón, con toda el alma y con toda la mente… amarás a los demás como a ti mismo". Eso es todo. Toda la fe se resuelve en este único acto de amor que abraza a Dios y a los hombres».