22 de abril de 2012

LA VOZ DE LOS PADRES

TEXTOS PARA EL TIEMPO PASCUAL
Domingo 3º de Pascua (Año B)

De una homilía pascual de un autor antiguo
Con la inmersión en el agua has imitado el sepulcro del Señor, pero has vuelto a salir de él viendo, antes de todas las otras obras, la de la resurrección. Recibe ahora la realidad misma de las cosas, los símbolos de las cuales habías contemplado. Toma como testimonio de eso el apóstol Pablo que dice: «Si hemos sido injertados en la semejanza de su muerte, también lo estaremos a la semejanza de su resurrección».

Dice bellamente «injertados», ya que el bautismo es un injerto para la inmortalidad, plantado en la pila bautismal y que da frutos del cielo. La gracia del Espíritu actúa de una manera misteriosa, pero guárdate de despreciar el milagro confundiéndolo con las leyes operativas de la naturaleza. El agua sirve como materia, pero es la gracia que opera la regeneración y, en la pila bautismal, como en el seno materno, mujer nueva forma a lo que se sumerge. En el agua, como en un horno, la gracia forja el que hay baja. Le da los misterios de la inmortalidad y le confiere el sello de la resurrección.