4 de abril de 2010

DOMINGO DE PASCUA. LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR

VIGILIA PASCUAL EN LA NOCHE SANTA

Homilía predicada por el P. José Alegre, abad de Poblet

El principio de la Cuaresma nos invitaba a soñar. Soñar con una NOCHE hermosa. Esta es la Noche. Para soñar. Esta es la Noche que Dios soñó y sigue soñando. La Noche en la que Dios espera que lleguen todos con las mochilas llenas de vida. Esta es la Noche de Pascua.

Esta es la Noche dichosa que conoció el momento en que Cristo resucitó de entre los muertos y dejó que se desbordaran las caudalosas aguas de la vida. Es la Noche clara como el día. La Noche santa. La Noche de la belleza y de la bondad, de la justicia, cuando recogemos los frutos de un amor extremo. De un amor de locura. La locura de la cruz. Es la Noche en que «Dios canta y danza para ti, renovando su amor, en día de gran fiesta» (So 3,17). Canta y danza para ti y para todos los hombres, subiendo de la noche del sepulcro a la armonía de la vida nueva. ¡Qué noche tan dichosa!

Esta es la Noche que nos convenía soñar, y que nos conviene seguir soñando, porque todavía no están todos. Faltan más mochilas llenas de vida. Faltan hijos a la mesa del Padre. Y Dios los quiere a todos. A todos. Que no se os extravíe esta palabra: Dios los quiere a todos. Tiene contadas todas las mochilas distribuidas. No lo dudes tiene contados hasta los cabellos de tu cabeza. Por esto Dios sigue soñando. Nosotros también debemos seguir soñando los sueños de Dios. Dios es bueno y amigo de los hombres.

¿Y cuales son estos sueños? Repasemos un poco la historia de Dios con nosotros, sus hijos. Esta historia que brevemente acabamos de escuchar.

Dios Creador ha hecho las cosas buenas, y sueña con que sean además muy buenas, y nos ofrece un jardín para cuidar, gozar y soñar con esta bondad.

Dios se complace con la fidelidad de su amigo Abraham, y le prepara un techo lleno de estrellas.

Dios se hace peregrino por el desierto acompañando a su pueblo con las columnas de fuego y nube.

Dios se esconde un instante, nos abandona un momento para volver a reunirse. Son los juegos apasionantes de un Dios sencillo y amigo siempre de los hombres.

Dios sueña con tener la casa llena de invitados, pues da de comer sin pagar, vino y leche de balde. Platos sustanciosos.

Dios es un maestro que sueña con alumnos aprovechados en prudencia, inteligencia, de mirada luminosa y profunda paz. Alumnos con auténtica sabiduría.

Dios sueña con ponernos un corazón nuevo. Nuestro corazón después de tanto tiempo está ya algo sucio e inservible, y El nos tiene preparado el repuesto definitivo, nuevo.

Dios sueña sobre todo con recibirnos en su círculo más íntimo, y nos da su Espíritu para que con Cristo vayamos incorporándonos a ese círculo de amor y amistad.

¿Qué sueños de estos os gustaría tener? Cualquiera de ellos tiene el pentagrama con las notas del ALELUYA que es el canto que necesitamos cantar desde el corazón, para llenar nuestra mochila de peregrinos de vida nueva, el ALELUYA como plegaria de bendición de la mesa en la casa del Padre.

Amigos, todavía nos queda noche en nuestra vida. Todavía hay mucha noche en la vida de los hombres. Pero la noche es hermosa para soñar. Dios sueña. Sueña tú también. Nada se pierde de tus sueños. Al final cantarás y danzarás bien el ALELUYA en la casa y en la mesa del Padre.