22 de noviembre de 2010

LA CARTA DEL ABAD

Querido Pablo,

Estos días hemos tenido una nueva sesión de la Fundación Poblet en torno al tema de las ONG. Se han dicho cosas interesantes para tener muy presentes y reflexionarlas.

Se habló de unos valores en alza en nuestra sociedad: «Individualismo, como libertad y autorrealización, tolerancia respecto a la libertad de los otros, pluralismo ideológico, religioso…, democracia como forma de organización social, conciencia medioambiental, conciencia de igualdad de género, revalorización del ocio y del tiempo libre».

También se apuntó a los valores en baja de nuestra sociedad: «trabajo como cultura del esfuerzo, sentido de la trascendencia, religiosa o no; sentido de responsabilidad, de los derechos, no de los deberes; sentido del compromiso, personal y social; solidaridad extensa, más allá del ámbito local; austeridad».

Ante este panorama social he recordado todo este panorama preelectoral que tenemos en nuestra sociedad. En una sociedad donde también están a la baja la asociación asistencial, religiosa, política, sindical…

Y cuando nos disponemos a comenzar este tiempo de Adviento, un tiempo con el que empezamos los cristianos el Año Litúrgico, y también la preparación espiritual de la fiesta de Navidad leo en la Palabra de Dios del Domingo 1º de Adviento: «Daos cuenta del momento en que vivís; ya es hora de espabilarse, porque nuestra salvación está más cerca que cuando empezamos a creer… Conduzcámonos como en pleno día con dignidad».

¿Seremos capaces de mirar a nuestra sociedad con mirada sencilla, limpia y dejarnos interpelar? O sea, darnos cuenta del momento en que vivimos. No ser inconscientes de lo que nos rodea. O también vivir nuestras responsabilidades con dignidad.

Me preguntarás, Pablo cuales son estas responsabilidades. Yo creo que hay prioridades.

Y si el terreno político no tiene un buen eco social, sería bueno que a lo largo de una nueva legislatura que se presenta sería un buen camino aparte de intentar cumplir un programa que pocos conocen a pesar de la campaña, porque lo que domina son las descalificaciones mutuas, hacer un esfuerzo de trabajar juntos para una dignificación de la clase política. Y no solo por llegar al poder, pues por otro lado ya sabemos que el poder siempre tiene un camino de alternancia.

La Iglesia tiene también otras responsabilidades. Quizás sería bueno menos dinamismo y una más profunda reflexión para llegar a descubrir si el evangelio lo escuchamos y practicamos, o solamente lo escuchamos. Una escucha que luego se diluye en una acción superficial. Y esto nos puede llevar a la dureza de corazón. San Bernardo habla de «la dureza del corazón a la que nos puede llevar las malditas ocupaciones…Tantas ocupaciones ¿no se reducirá a puras telas de araña?».

En la sesión de la Fundación Poblet se dijo otra cosa importante: «El joven es generoso. Pero para comprometerse necesita dos cosas: una tarea apasionante, un líder con una ética, un compromiso auténtico».

Mira Pablo, tu me has dicho más de una vez que la tarea esta fuera y no en el monasterio. Yo te diría que a tenor de todo lo dicho la vida monástica tiene esas dos cosas que pueden atraer para un compromiso social, porque los valores de nuestra vida son para proyectarlos en la vida de la sociedad y de la Iglesia.

Te deseo que este tiempo de Adviento sea un buen camino para una buena celebración de la Navidad, más allá de los superficial y folklórico de la fiesta. Un abrazo.

+ P. Abad