7 de octubre de 2012

LA VOZ DE LOS PADRES


TEXTOS PARA EL TIEMPO ORDINARIO
Domingo 27º del Tiempo Ordinario (Año B)

De los discursos de san Gregorio Nacianceno (PG 36,287-291)
Los fariseos, una vez más, ponen a prueba al Señor: «¿Es permitido dar a la esposa un documento de divorcio y separarse?» Una vez más, quienes leen la Ley, no entienden la ley. El les contesta: «Al principio, Dios los creó hombre y mujer». Comprendo que el problema que me he planteado hace referencia a la estimación y al honor de la castidad, y pide una respuesta humana y justa. Pero me doy cuenta que sobre este tema muchos están mal informados y obedecen una legislación injusta e incoherente. De hecho, ¿con qué fundamento esclavizaban a la mujer mientras eran tolerantes con el marido y lo dejaban libre? Si una mujer atentaba contra la fidelidad conyugal se vería obligada a expiar el adulterio con sanciones durísimas, y, en cambio, el marido adúltero, habría quedado absuelto de su infidelidad. ¿Por qué? Esta ley yo no la apruebo, no estoy nada de acuerdo con esta tradición.

Quienes establecieron esta ley eran hombres, y por eso esta ley fue dictada contra las mujeres. En cambio, la ley auténtica es equitativa. El creador del hombre y de la mujer es el mismo; el hombre y la mujer fueron hechos del mismo barro, los dos son formador o creados según la misma imagen. La ley es la misma, como lo es la muerte y la resurrección.

Por tanto, ¿con qué valor tú exiges una honestidad que, por tu parte, no guardas? ¿Cómo te atreves pedir lo que tú no das? ¿Cómo puedes fijar unas leyes diferentes para una persona que es tan digna de ser respetada como tú? Si te fijas en la culpa, pecó la mujer Eva, pero también pecó Adán. La serpiente sedujo uno y otro y los llevó a pecar. No se puso de manifestó que ella era más débil y él más fuerte. O ¿Prefieres fijarte en el aspecto de la salvación? Ambos fueron salvados por Cristo con su Pasión. Se encarnó a favor del hombre y de la mujer, y murió por ambos.

Me dirás, quizá, que Cristo fue proclamado descendiente del linaje de David, y sacarás como consecuencia, posiblemente, que la precedencia en el honor corresponde a los hombres. Ya lo sé. Pero, también nació de una virgen y, por tanto, el honor también vale para la mujer. Por eso dice: «Ambos forman una sola carne». Por tanto, si la carne es una sola, tiene la misma honra.

San Pablo, incluso con su ejemplo, da carácter de ley a la castidad. ¿Qué dice y en qué se fundamenta? Dice: «Es un misterio muy grande; lo digo de Cristo y de la Iglesia». Es bonito para una esposa honrar a Cristo en su marido. Y es bonito para un marido no despreciar la Iglesia en su esposa. «La mujer —dice— debe respetar al marido en atención a Cristo. Y el hombre debe sostener y amar la esposa, como lo hace Cristo con la Iglesia».