21 de marzo de 2012

EL TRANSITO DE NUESTRO PADRE SAN BENITO, ABAD

Homilia predicada pel P. Josep Alegre, abat de Poblet
Gen 12, 1-4; Sal 15, 1-2.5.7-8.11; Jn 17, 20-26

La Liturgia eucarística en los textos de la Palabra de Dios proclamada, nos ofrece unos puntos fundamentales para vivir la espiritualidad de san Benito, y que en definitiva recoge la sabiduría de la Regla que orienta nuestra vida monástica:

1. Jesús pide al Padre que seamos UNO como son ellos. Es decir la unidad de Dios, del Misterio trinitario como punto de referencia principal para nuestra vida individual y comunitaria.

2. Que ellos estén con nosotros, para que el mundo crea. Es decir que el testimonio de nuestra vida, depende de la unidad de mi persona y de la cohesión de nuestra vida comunitaria.

3. Que sus discípulos han reconocido a Cristo como enviado del Padre. Nosotros también debemos interrogarnos si verdaderamente en nuestra vida reconocemos a Cristo.

Esta es una Palabra que se cumple en san Benito. Pero, ¿Cómo se cumple? Pues no fue para él un camino fácil. Se cumple en él también el relato de Abraham. Sale de su tierra pero sin llegar a ver cumplida la Promesa. Su vida es una búsqueda permanente de Dios, y en este camino debió tener la impresión permanente de ir de fracaso en fracaso.

— No terminó sus estudios en Roma
— En la gruta de Subiaco lleva una vida de eremita, que deja para ir al monasterio de Vicovaro, cerca de allí, llamado por un grupo de monjes que le piden sea su abad. Fue un fracaso que a poco acaba con su vida, envenenado por los monjes.
— Vuelve a Subiaco, y tendrá que marchar debido a las aventuras de un sacerdote celoso de Benito, que le obliga a abandonar su retiro.
— Funda Montecasino. Que tampoco compensará sus fracasos anteriores. San Gregorio, muestra a Benito con el corazón destrozado y llorando amargamente. «Teoprobo, su confidente, le pregunta la causa de su tristeza y el hombre de Dios le respondió: "Todo este monasterio que he construido y todas estas cosas que he preparado para los monjes por disposición del Dios todopoderoso, serán entregadas a los bárbaros. Sólo a duras penas he podido alcanzar que se me concediera la vida de los monjes"» (Diálogos II,17)

¡San Benito, el patrón del fracaso! ¡Cuántas vidas a lo largo de la historia que no tienen éxito, fracasadas! Los que están satisfechos con ellos mismos no son personas realizadas, pues si uno está satisfecho consigo mismo quiere decir que se contenta con poco.

El monje debe buscar a Dios. Buscarlo quiere decir tener una confianza plena en Él, y por supuesto como prueba de esta confianza dejar que Él tenga la última palabra.
Es el testimonio de Cristo en la Cruz: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» Para añadir una última y definitiva palabra: «Padre, en tus manos dejo mi espíritu». Y ya nada más, sino un silencio que espera la respuesta definitiva.

Este es el camino del monje. Quien busca otros senderos está por completo equivocado, y hace de su vida un sendero inútil. 21 de Marzo de 2012… ¡Tomemos nota!