26 de enero de 2010

SAN ROBERTO, SAN ALBERICO Y SAN ESTEBAN, ABADES DE CISTER

Homilía predicada por el P. José Alegre, abad de Poblet
Eclo 44,1.10-15; Sal 149,1-6.9; Hebr 11,1-2.8-16; Mc 10,24-30

«Nosotros, los primeros fundadores de esta Iglesia cisterciense, queremos con el presente escrito, manifestar a nuestros sucesores cuán canónicamente y con qué autoridad tuvo principio el Cenobio, y asimismo de qué personas y en qué tiempos, y cuál fue su tenor de vida; a fin de que, divulgada sinceramente la verdad del hecho, amen y guarden con perseverancia el lugar y la observancia de la santa Regla que nosotros allí, por la gracia de Dios, hemos comenzado; oren por nosotros que hemos soportado el peso y el ardor de la jornada; se esfuercen con afán por el camino angosto que la Regla señala; hasta que, dejada la carga de la carne, descansen felizmente en el santo reposo». (Carta de la caridad, Prólogo)

San Bernardo escribe en el prólogo al Antifonario cisterciense: «Entre las diversas aspiraciones que han estimulado el celo de nuestros Padres, los fundadores de la Orden cisterciense, hay una en la que han derrochado desvelos y cariño: el logro de una más perfecta autenticidad en el canto de las divinas alabanzas».

Esta es la enseñanza de la historia: la búsqueda de autenticidad en el canto, en la Regla. Dice el Concilio Vaticano II que «la vida religiosa es una entrega total al servicio de Dios sumamente amado, en una entrega que crea en él una especial relación con el servicio y la gloria de Dios» (LG 44). Y todavía subrayará: «seguir a Cristo según el evangelio, como norma suprema…» (PC 2).

Autenticidad, Regla, seguir a Cristo… Todo esto viene claramente a sugerirnos la necesidad que tenemos de confrontar nuestra vida con nuestra historia, nuestros fundadores, la Palabra de Dios…

En la lectura del Eclesiástico hemos escuchado: «Sus hijos siguen fieles a la alianza y también sus nietos gracias a ellos…». No sé si somos nietos o tataranietos… pero sí hijos en el sentido de que las particularidades de nuestra orden, de nuestra vida religiosa, provienen de estos santos, Roberto, Alberico y Esteban, a quienes recordamos y celebramos en este día, que a través de ellos levantamos nuestra alabanza a Dios, fuente y origen de todas las criaturas.

¿Qué quiere decir que sus hijos siguen fieles a la alianza? Que hay algo que permanece de estos Padres Fundadores a quienes hoy celebramos, que empezaron una obra que ha dejado una huella en la historia, que soportaron el peso y el ardor de la jornada, buscando en el canto y en la vivencia de la regla una más grande autenticidad.

En la proclamación de la Palabra también hemos escuchado que la esperanza no se acaba, que sus bienes perduran, que su heredad ha pasado a los nietos, que se sigue hablando de su sabiduría…

Pero ellos hablan también de un comienzo de la jornada. Y a lo largo de la jornada sabemos que el sol no brilla igual. La luz de la mañana tiene unos matices diferentes de los de la tarde. Vivimos de manera diferente un amanecer de un atardecer. Nos podemos entusiasmar con los juegos de la luz de horizonte. Pero no la vivimos igual a las 7 de la mañana que a las 7 de la tarde. A lo largo de la jornada acumulamos la experiencia de un gran número de experiencias de todo tipo. Si salimos por la mañana con lluvia seguramente que cogemos el paraguas o impermeable, si luego el día nos ofrece un sol radiante, nos quitamos ropa… Vamos cambiando y situándonos de acuerdo a esta sucesión de las horas del día. En la vida espiritual pasa algo semejante. A lo largo de la jornada hay cambios variaciones…Y a nivel institucional también, aunque en este terreno de la Institución ya no es tan fácil coger o dejar el paraguas, ponerse o quitarse la ropa. El Eclesiástico también decía: «Su recuerdo dura entre nosotros». ¿Pero es un recuerdo vivo?

«La Declaración de Orden nos dice que las futuras generaciones cistercienses tendrán el derecho y la obligación de buscar formas más aptas y mejores de vida monástica, tal como lo hicieron los fundadores del Cister en el siglo XII, y las generaciones posteriores. Son seguidores de verdad de los padres Fundadores del "Nuevo Monasterio", si no dejamos de buscar los caminos y las maneras que nos permitan de vivir nuestra vocación cada día más plenamente, según la voluntad de Dios».

Luego la Declaración nos hablará de las fuentes: Evangelio, Magisterio, Regla, Tradiciones… Las fuentes son las mismas, pero pasan por tierras y parajes que van adquiriendo un rostro nuevo, pero que sigue necesitado dicho paisaje de esas mismas aguas para ser fecundado.

Todo ello pide la respuesta de una fe valiente, firme, decidida… Pero este valor, firmeza y decisión tienen sus raíces y se viven en el ámbito del espacio interior. Ya hemos oído como Abraham salió y no sabía a donde iba. Pero confiado en la Palabra de Dios, en su Promesa, caminaba seguro, con una firmeza interior que era también para el camino.

Hoy, lo decía recientemente en una entrevista de los medios, un personaje importante, el mundo no sabe hacia donde se dirige. Camina sin luz.

¿Nos creemos capaces de iluminar al mundo? Es decir: la luz que tú tienes ahora en tu vida, ¿crees que puede dar luz, sentido, vida a los hombres de hoy? ¿Tenemos aquella flexibilidad para ofrecer una luz de amanecer? ¿Y la misma para el huésped que viene a mediodía? ¿Tenemos luz para el peregrino para quien está declinando la tarde?

Esta fiesta a mi me da la certeza de que tenemos una luz para la sociedad y los hombres de hoy. Pero también me pregunto si la tengo convenientemente colocada sobre el candelabro. A la vez que miro mis botas, para ver si están en condiciones de salir a vivir la aventura del camino.