17 de febrero de 2010

MIÉRCOLES DE CENIZA

Homilía predicada por el P. José Alegre, abad de Poblet
Joel 2,12-18; Sal 50 3-6.12-14.17; 2Cor 5,20-6,2; Mt 6,1-6.16-18

Soñó Dios, una noche, con una NOCHE preciosa.
Una noche preciosa que llegó después de muchos días con sus noches.
Y soñó… como sueña siempre, como sueña desde el principio, a lo grande… Soñó con TODOS.
Soñó que todos llegaban esa noche, no importa a qué hora, ni de donde.
Ni tampoco si no se podían mover de casa… lo que importaba
es que todos tenían la misma cita.
Todos llegaban y cuantos más llegaban, más entraban y todavía había sitio para más…
de hecho la puerta se dejó toda la noche abierta y ya no se cerró nunca.
Soñó Dios que todos, esa noche, traían sus mochilas repletas de vida, con el deseo de
compartirla y disfrutar de la vida de los demás… como si en eso les fuera la vida.
Soñó Dios que todos, esa noche, querían sentarse juntos, grandes y pequeños,
como una gran familia, con el deseo de vivir las cosas del Padre juntos…

Empezamos la Cuaresma. Dios sueña en nuestra noche, con una NOCHE preciosa. Dios sueña en nuestra noche con TODOS. Nosotros necesitamos soñar. Ahora es la hora de soñar. Ahora son los días de soñar. Soñar con una NOCHE preciosa. La NOCHE de Pascua. Aquella noche en que todo lo ilumina el gozo de Dios, la noche en que se une lo humano con lo divino.

Dios sueña, en la noche de tu pecado, del mío, en la noche del pecado de la humanidad, con una NOCHE preciosa, única. Dios sueña con la rotura de nuestros corazones, porque Él es rico en amor, compasivo y misericordioso. Y sueña en su inmenso amor con recomponer nuestros corazones heridos, rotos…

Tú necesitas soñar. Necesitas soñar en tu noche con una Noche preciosa, única. Necesitas soñar, en tu noche, con el sueño de Dios, para saber de la ternura y del amor de un Dios que sueña con todos y que, por lo mismo, sufre con todos y por todos. Dios es muy humano. Tan humano que sueña con todos y por todos. Sufre por todos.

Miércoles de Ceniza. Comienza la Cuaresma. Ahora es la hora de soñar. Ahora son los días para soñar. Con una Noche preciosa, clara como el día.
Dios sueña en la noche. Sueña tú también con Dios…

Dios sueña en la noche, con una Noche preciosa, en que se desvanece la misma noche, y queda triturado el pecado y la muerte. Sueña con la alegría y la concordia. Dios sueña con la reconciliación. El sueño de la reconciliación que lo ha dejado grabado en su naturaleza divina trinitaria, y lo ha derramado en la naturaleza humana.

Tú necesitas soñar sueños de reconciliación. Son los sueños que olvidan de cerrar las puertas. Sueños de puertas abiertas. Al viento de Dios. Tú necesitas soñar sueños de reconciliación. Pues de lo contrario te preguntaran: ¿dónde está tu Dios? El Dios de los cristianos es un Dios trinitario, eternamente reconciliador. No hay otro Dios sino éste.

Dios sueña en la noche, con una Noche preciosa. Tú necesitas soñar. Sueña los mismos sueños de Dios. Para esto Él ha puesto en ti su Palabra: «La Palabra está cerca de ti: la tienes en los labios y en el corazón». (Rom 10,8) «Entonces, ¿qué nación tiene un Dios tan cercano como está el Señor, nuestro Dios, cuando lo invocamos?». (Deut 4,7)

La Palabra despierta los más bellos sueños que puedes tener. La Palabra despierta las más fuertes energías para caminar por senderos de reconciliación.

Haz en estas horas de Cuaresma, en estos días de camino a la Pascua que la Palabra sea tu alimento principal. La que ponga el perfume, el buen aroma de Cristo en tu cara y en tu corazón. Que la Palabra escriba una nueva melodía en tu corazón, que la Palabra escriba en ti las notas que precisas para escribir en tu vida y cantar, con otro el canto nuevo. El canto de un Día nuevo en que todo lo llena el día y la luz de Dios.

Soñó Dios que todos, esa noche, querían sentarse juntos, grandes y pequeños,
como una gran familia, con el deseo de vivir las cosas del Padre juntos…

Efectivamente, Dios ha tenido este sueño. Pero somos nosotros quienes debemos hacer realidad los sueños de Dios.