7 de febrero de 2010

DOMINGO V DEL TIEMPO ORDINARIO (C)

LA BELLEZA DE LA PALABRA DE DIOS EN LA HOMILÍA
Is 6,1-8; Salm 137,1-8; 1Cor 15,1-11; Lc 5,1-11

Reflexión: No temas, serás pescador de hombres

Pedro debió quedar impresionado escuchando a Jesús como hablaba a la multitud desde la barca. Y acabó de impresionarse con la pesca que hace a continuación. La fuerza de la palabra de Jesús debía ser especial. La autoridad con la que hablaba y con la que actuaba.

En varias ocasiones se subraya en el evangelio el comentario de quienes le escuchan: «Nadie ha hablado como este hombre». La palabra de Jesús va directa al corazón de quien le escucha. De lo contrario no se explica la reacción de las muchedumbres que le siguen. O las reacciones de aquellas personas que viven un diálogo personal con él. Por ejemplo la samaritana, Nicodemo, María Magdalena, los mismos apóstoles…

Hoy estamos acostumbrados a ver como se busca "cazar" a personas para que crezca el número de integrantes de una institución, incluso religiosa, de un partido, o de cualquier grupo. Lo importante es el número, porque los objetivos suelen estar siempre más allá de la persona a la que se quiere "cazar". En estos casos, la persona estará al servicio de la institución o grupo correspondiente. Para alcanzar objetivos de tipo económico, poder, social…

Jesús no busca "cazar", que es un vocablo que pone de relieve una acción sobre alguien sobre quien se ejerce una presión desde fuera de él. Jesús emplea la palabra "pescar", que yo creo es un término más suave. La persona que se quiere "pescar", puede "morder el anzuelo" o no, entrar en la red o no. Es más problemático el éxito.

Jesús pasa por la vida de las personas sin obligar. Ofrece la "fuerza de penetración" de su palabra. Busca llegar al corazón. Y una vez llega al corazón, entonces si que esa palabra estalla como las bombas que estallan y expanden mucha metralla que hace mucho daño. La palabra de Jesús que llega al corazón también hace daño, pues ahí esta el terreno óptimo para la germinación de la semilla de la palabra, para provocar nueva vida. Y esa nueva vida irá creciendo, pero simultáneamente quien vive este crecimiento lo experimenta como algo suyo, que va viviendo desde si mismo, como creatividad, como una fuerza espiritual que le va renovando. Se experimenta este fenómeno de crecimiento de la persona en la línea de la palabra del poeta:

«Ya no hay luz en el mundo
Toda la luz está en tu interior
Toda la luz está entre nuestras cejas,
en ese centro o punto
donde un tiempo eterno
nos está contemplando».
(Antonio Colinas)

Palabra

«Santo, santo, santo es el Señor de los ejércitos; la tierra está llena de su gloria!». Una santidad que aparece muy diluida en esta tierra, porque es una santidad que menosprecia la vida del hombre, atraído por otras "santidades", que no llenan precisamente de gloria, esta tierra.

«Escuché la voz del Señor: ¿Quién irá por mí? Contesté: Aquí estoy mándame». Es una gracia de Dios la llamada que nos hace a vivir la fe, o también a ser instrumentos suyos como anunciadores del Reino. Supone también una paz y alegría interior, sabernos mandados por Él.

«Os recuerdo el Evangelio que os proclamé. De lo contrario se malogra nuestra fe». Es importante en la vida de fe recordar. Recordar la obra de Jesucristo que culmina en la resurrección. Un recuerdo y una confrontación con la propia vida para mantenernos en fidelidad a Su obra.

«Rema mar adentro y echad las redes». La vida del cristiano debe ser un remar "mar adentro" en las "aguas de esta sociedad", y echar las redes, o a veces la caña, pues con frecuencia puede ser más interesante y necesario un diálogo vivo y personal en nuestro trabajo apostólico.

Sabiduría sobre la Palabra

«La voz del Verbo (Logos, Cristo) es siempre una voz poderosa. Por ejemplo en la creación inicial, un palabra hizo brillar la luz, y con el mandato de otra palabra se constituyó el firmamento, y el resto de la creación fue emergiendo gracias a la Palabra creadora (Gen 1,3ss). De igual forma, ahora cuando el Verbo manda al alma, ya fortalecida, que vaya hacia Él, el alma recibe inmediatamente la fuerza para cumplir este mandamiento, y viene a ser como la quiere el Esposo: se transforma en algo más divino y se cambia, en un cambio bello, en una gloria que está por encima de la gloria que tenía antes». (San Gregorio de Nisa, Hom. VIII sobre el Cantar)

«Pero, ¿por qué no llamó a Mateo al mismo tiempo que a Pedro y a Juan? Porque aún no estaba bien dispuesto. Aquel que conoce bien el fondo de los corazones sólo llama a quien está dispuesto a obedecer». (San Juan Crisóstomo, Catena Aurea, Vol II, p.11)

«Cuando Jesús dice: Sígueme, lo hace a través de la predicación, o por la voz de la Escritura, o por una inspiración interior». (Rabano Mauro, Catena Aurea, Vol II, p.17)

«Hay tres géneros de llamamiento. Uno, cuando nos llama Dios directamente; otro, cuando nos llama por medio de los hombres; y el tercero, cuando lo hace por medio de la necesidad». (Casiano, Colación 3)